A ESAS MUJERES, A MIS HEROÍNAS

Qué curioso me resultó que, cuando fui a buscar en Google “mujeres heroínas”, las primeras páginas me llevaron a las súper heroínas de la gran pantalla, tanto de las películas actuales como de los cómics más clásicos. Mi decepción se debió a que esperaba encontrar a la famosa Juana de Arco, por ejemplo, o la antigua Hipatia, mujeres reales que fueron significativas en momentos de la historia, así que nada más lejos de la realidad el resultado de la búsqueda. Me hubiese conformado con Madame Curie, Virgina Woolf o Clara Campoamor, pero reconozco que para llegar a ellas tuve que darle al ratón y bajar a posiciones inferiores.

Y todo este vino a cuento por el encabezado de un cartel que anuncia unas jornadas reivindicativas del “Día Internacional de la Mujer “ cuyo título es: Todas tenemos una heroína a la que admiramos. Pues tengo que decir que no, que no me siento identificada con esa afirmación porque, sinceramente, esa expresión se me queda corta: no tengo una heroína a la que admiro, tengo admiración por muchas mujeres.

Y te puedes preguntar: ¿a tanta gente famosa conoce esta mujer como para admirar a muchas? Pues quizá estás poniendo el listón muy alto, pero desde mi opinión, no hace falta que esa persona admirable salga en la prensa, le den un premio especial o descubra algo realmente relevante. A un acto sencillo en la vida, sólo le hace falta tu mirada de admiración para que puedas ver la heroicidad que está detrás de cada una. Échale un ojo a la historia de estas mujeres que la sociedad las llamaría “del montón”:

“no tengo una heroína a la que admiro, tengo admiración por muchas mujeres”

  • Jéssica: mujer que, tras una ruptura profundamente dolorosa, se atrevió a salir de su entorno y empezar desde cero en otro lugar alejado de lo que fue su vida de pareja, dejando tras de sí a su familia, a sus amigos, su trabajo para construir algo nuevo y sobrevivir, que no fue fácil
  • Hilda: esa mujer empática que afrontó una separación que la llevó a ser una madre “casi sola”, que vivió todas las frustraciones de su hija como si fueran propias acompañándola en el proceso y todavía es una persona agradecida, cosa que no es fácil
  • Penélope: pequeña gran mujer de corazón sensible, de sonrisa delicada, de mirada tierna y que en un momento de su vida necesitó decidir “no ser madre” para elegirse ella, una decisión valiente y poco fácil
  • Elvira: mujer que eligió ser madre a sabiendas que podía perder a su pareja cuando se quedara embarazada y aún así lo hizo, teniendo que cambiar su hogar, su estabilidad, su entorno para comenzar una nueva aventura de la mano de su hijo a sabiendas de que no sería fácil
  • Cassandra: esa mujer madura que a “su edad”, como le decían muchas personas, decidió formarse para trabajar en la profesión que siempre había soñado, a pesar del poco ánimo recibido de su entorno y aunque no fuera tan fácil como 30 años atrás

 “sólo hace falta tu mirada para que puedas ver la heroicidad que está detrás de cada una”

Estos son pocos de los muchos ejemplos de vidas de mujeres sencillas que habitan en una sociedad que nos empuja a ser cada vez más competitivas, a tratar de ser “casi perfectas” en cada labor que emprendemos, a ejercer nuestros roles siendo buena en cada uno de ellos, a estar a la última en la moda y, además, tener siempre buen aspecto. Todo esto gira en torno a una vida externa en la que todas las personas somos valoradas y juzgadas desde todos los puntos que nos rodean: nuestra familia, las redes sociales, los medios de comunicación…¿Y quién es capaz de pararse un momento para bajarse del carro de tanta exigencia?

Son tan altos los estándares de calidad exigibles a la mujer de hoy, que se nos escapan esas decisiones, esos pasos, esos actos valientes que son la base de nuestra sociedad, que nos hacen más humanos, le ponen valor a las relaciones y expresan nuestra esencia. Toda persona tiene un gran valor y cada mujer lleva una heroína dentro, sólo se trata de poner en valor las cuestiones importantes, porque lo son, y darle la dimensión que se merece.

Así que, en el día Internacional de la Mujer, le brindo una mirada de admiración a esas mujeres, a mis heroínas, y te animo a que lo hagas con todas las mujeres de tu entorno para que encuentres a esa heroína que cada una llevamos dentro. ¿Te animas?