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Feliz Día del Trabajo a esas Madres de Dios

Como cada año celebramos el Día de las Madres por esta parte del mundo y nos reunimos, principalmente, en torno a una mesa, tanto en almuerzos como en meriendas, para festejarlo con ellas y el resto de la familia.
El alimento siempre fue una de las grandes preocupaciones y ocupaciones de las madres de antaño respecto a sus criaturas.

Aunque el padre era quien solía proveer de la parte económica (salvo excepciones incluyendo a viudas), ellas eran las que se ocupaban de elaborar los alimentos en esas cocinas que fueron el símbolo de los encuentros y reuniones familiares más cálidos que se podían compartir.

Madre Cocina VintageLa cocina era el espacio de la casa donde las madres pasaba más tiempo cocinando, de forma artesanal, a fuego lento y con recursos naturales, los sencillos alimentos que ingería toda la familia y cuya elaboración, inundaba los hogares desde vespertinas horas. Aún puedo recordar el olor a café y a pan recién tostado que preparaba la correspondiente madre (o algún que otro padre), y te invitaba a salir de la cama bien tempranito.

Mi madre, mis tías, las madres de mis amigas…todas mujeres entregadas a su familia y visitantes, y en cuyos encuentros en la mesa y con los alimentos preparados, sucedían los momentos que le iban dando forma a nuestra vida. Tuvimos la suerte de compartir preciosos y despreocupados encuentros donde las risas, las historias, los tropiezos y las bromas corrían entre mordiscos y cucharadas.
Mucho ha llovido desde entonces, aunque a penas han pasado 50 años, en la que nuestra querida sociedad ha comprendido (con algún que otro trauma), que trabajo y maternidad es una opción social ya que, la aportación de la energía y la visión de la mujer, está construyendo una sociedad más justa para todos sus habitantes.

Las madres de hoy, envueltas en una sociedad rápida y cambiante, buscamos ese equilibrio entre cuidar de nuestra gente y tener una carrera profesional plena que aporte sentido a nuestra vida, sumada a las opciones que ya teníamos antes que eran marido, descendencia y familia.

MAdre trabajando

Así que, agradecida por la vida que me está tocando vivir, felicito de corazón a las madres que tanto nos cuidaron, a las que hacemos lo que podemos, a las que enseñan a cuidarse sin estar ellas y a las que hacen de madre sin serlo.

Felicidades por aceptar el reto de la maternidad, les deseo una vida llena de amor por sí mismas y por todo lo demás.

Ana María Oncina, Directora Esacan.

Por ella – La Mía Mamma

Hoy se cumple un año desde de que mi madre “se fue” en plena pandemia y con esas restricciones que, a día de hoy, todavía se mantienen.

Es una experiencia compartida con miles personas que tenemos (o hemos tenido) familiares o amigos enfermos y que, debido a las medidas de prevención, no podemos acompañarlos para darles consuelo y cariño en una situación tan necesaria y compleja como a todos nos gustaría. En nuestro caso, tuvimos la oportunidad de despedirnos de “la viejita” los días previos a su marcha pero, tristemente, esa no fue la experiencia de innumerables familias que ni siquiera se pudieron acercar a los pies de la cama donde reposaba su ser querido debido a la gravedad de la enfermedad. Es por ello que me siento muy afortunada y mi corazón está con ellos.

Dicho esto y debido a la cercanía del Día de la Madre, quiero realzar la figura de la mujer en su rol de madre que, en esta sociedad cada vez más cambiante, va modificando su forma de expresarse y de interpretar un papel tan necesario como complejo.

Por ella

Por ella, que vivió la guerra y la posguerra con dos criaturas pequeñas y en el bando “equivocado” y sobrevivió a la escasez mientras traía de “estraperlo” comida para llevarla a su familia. Ahorrativa mujer.

Por ella, que se decepcionó con su marido pero cumplió con su papel de mujer y madre de cuatro criaturas, con momentos hiperactivos combinados con depresivos pero siempre por sus hijos. Potente mujer.

Por ella, que fue sentenciada a cuidar de su marido y criar a sus hijos después de hacer lo mismo con su padre y hermanos, hasta que se rompieron sus ataduras y pudo disfrutar de su libertad. Entregada mujer.

Por ella, que pudo ser madre en una familia que se rompió (cuando antes no estaba muy bien visto), y supo volver a ser madre con otro hombre y consolidar una familia aún con los prejuicios de su propia madre. Resiliente mujer.

Por ella, que perdió al amor de su vida tras una larga enfermedad y en medio de la tormenta que vivía, la vida le regaló un hijo que valientemente trajo al mundo, dándole en breve un hogar estable. Tremenda mujer.

Por ella, que fue madre una vez con un hombre con quien la cosa no salió bien antes de nacer la criatura y con el tiempo, confiando en el amor, volvió a ser madre con otro hombre que tampoco estuvo a la altura. Valiente mujer.

Por ella, que repetía una y otra vez que no quería ser madre y que la vida le regaló dos hermosas criaturas que sacó adelante en una “soledad acompañada” que es bastante más triste que si estás tú sola. Perseverante mujer.

Por ella, que lo apostó todo por un amor que ya venía sin garantía y el tiempo que duró le regaló una hermosa criatura que no compartió mucha crianza con ese hombre pero con suerte sí con su familia. Preciosa mujer.

Día de la Madre

Por ella, que pudo encontrar a ese hombre que nunca imaginó (respetuoso, considerado, divertido, amigable, familiar,…) y con el que fundó una familia y compartió una maternidad “doble”. Luchadora mujer.

Por ella, que formó un hogar estable apostando por una carrera profesional absorbente a la par que en casa, una de sus criaturas, libraba una batalla de identificación de género a la que acompañó de cerca. Bendita mujer.

Por ella, que él la dejó durante el embarazo, teniendo que educar a su criatura sola (y con la familia) en medio de una gran incertidumbre, pero aceptando que retomara el papel de padre cuando quiso. Tolerante mujer.

Por ella, que deseaba ser madre por encima de todo y luchó largos años por la adopción de una criatura hasta que lo consiguió, habiendo superado una complicada enfermedad. Persistente mujer.

Por ella, que casi “se le pasa el arroz” pero apostó a conciencia (y gracias a la ciencia) por una maternidad aunque fuera a destiempo trayendo a la vida al “juguete” de la suya. Sorprendente mujer.

Por ellas, por nosotras, por la MÍA MAMMA, vaya mi admiración a todas estas mujeres que decidimos coger el testigo de nuestras madres y darle continuidad, no solo a “la especie”, sino al AMOR DE MADRE que mueve el mundo.

A.M.O.

Ana María Oncina - Directora Esacan