¿Y tú de parte de quién estás?
En estos tiempos que corren casi tan rápido como lo hacemos nosotros de un lado a otro, del trabajo al gimnasio, del colegio de los niños a la oficina, de las actividades al supermercado , de una red social a otra, casi no nos queda espacio para reflexionar sobre nuestro entorno.
Me consta que no es fácil añadir «otra obligación» más a ese intento de ser super madres o padres trabajadores que dedicamos tiempo a nuestros hijos, compartimos con la familia y quedamos como podemos con nuestros amigos y, si encima queremos ser socialmente activos, participamos también de conciertos, teatros o presentaciones culturales. Todo eso y más va ocupando nuestro limitado tiempo donde no se nos puede olvidar el aseo, el ejercicio, el descanso y la comida diaria (esta última la abordaremos en otro artículo).
Y a todo esto nos dicen que tenemos que dedicar parte de nuestro tiempo en casa (o en la oficina) a separar los residuos que generamos en bolsas o depósitos diferentes (además de quitarles el aire para que ocupe menos) y después llevarlo a sus respectivos contenedores en lugar de meterlo todo en la misma bolsa negra de toda la vida que bajo cada noche sin complicarme mucho. ¿Y todo eso para qué? Porque de alguna manera parece que tenemos que ver resultado a corto plazo y no siempre es así.
¿Por qué tenemos que reciclar?
Hemos ido destruyendo poco a poco nuestro entorno desde hace muchos años pero solo 4 locos de pelo largo y ecologista lo estaban avisando donde mucho se hicieron los locos y pocos se lo tomaron en serio. Ahora el planeta está pidiendo a gritos una solución a un problema que hemos generado nosotros mismos y que no hay forma de que se pueda resolver sólo con la tecnología o pagando dinero. El medio ambiente necesita de nuestra conciencia, de nuestra dedicación, de nuestro compromiso pensando en él y no en lo cómodo para mí que puede que no sea lo bueno para él. Porque no es sólo él, somo todos nosotros. Si cualquiera de nosotros hubiese guardado sus residuos plásticos en casa en lugar de hacerlo en el contenedor amarillo, ya tendríamos llena una habitación y parte de otra, pero por suerte no lo tenemos que guardar en casa.
Sin embargo, ¿el planeta Tierra no es también nuestro hogar? Si fuéramos capaces de entender que también es nuestra casa, una casa enorme cuyo techo está a veces con sol y nubes y otras con luna y estrellas. Si fuera así, ¿elegiríamos seguir generando esa basura para dejarla repartida por cualquier parte? Es entretenido, complejo a veces, pero tomar conciencia de nuestras decisiones y sus consecuencias sería un ejercicio muy sano y los beneficios son incalculables. Siempre podemos elegir y en este momento es realmente necesario que lo hagamos.
El cambio climático es sólo una de tantas consecuencias de nuestras acciones inconscientes, las nuestras, las de los seres humanos. Toca posicionarse de parte del medio ambiente y ayudarlo a mantener su equilibrio. Yo estoy de su parte y tú, ¿de parte de quién estás?
Ana María Oncina
Directora de Esacan