VA POR TI, MADRE TIERRA
Hoy celebramos el Día Internacional de la Tierra para que la pongamos en nuestro foco. Obviamente no puede ser solamente un día al año, ella debe estar en nuestra mente cada día, no sólo visualizando un bello paisaje o en sus aguas cristalinas, sino en cada una de las decisiones que tomamos en los diferentes ámbitos de nuestra vida. La sostenibilidad de nuestro hogar, el planeta donde vivimos, está condicionado por las acciones de los seres humanos que la habitamos, así que estaría bien pararnos unos minutos hoy para reflexionar sobre algunos de los apartados que afectan a su supervivencia y que está en nuestras manos cambiarlo (o no):
- Lo que comemos: esta es una parte sustancial, ya que nos alimentamos cada día y la elección de lo que nos llevamos a la boca, marca un consumo mayor o menor de recursos naturales. Ya se ha demostrado que la cantidad de agua que se precisa para producir un kilo de carne es más significativa que la que precisa un kilo de fruta. En el caso de la ternera se necesitan entre 5.000 y 15.000 litros de agua, mientras que una fruta como el plátano, requiere 322 litros, incluso los cereales, como el centeno, consumen entre 500 y 4000 litros de agua.
- Lo que consumimos: el exceso de compras para adaptarnos a la moda y a las nuevas tendencias, nos lleva a descartar ropa en estado útil, muebles que se pueden reparar, aparatos que todavía funcionan, etc. (a veces, de manera innecesaria y sólo motivado por estar a la última).
- La gestión de nuestros desechos: a fecha de hoy, todavía no medimos el impacto de tirar los productos de higiene personal como las toallitas por el váter. Nos cuesta clasificar nuestra basura porque nos ocupa tiempo y depositamos nuestros enseres en cualquier lugar, lo vemos cada día alrededor de los contenedores.
La sostenibilidad de nuestro hogar, el planeta donde vivimos, está condicionado por las acciones de los seres humanos que la habitamos
Hoy es un buen día para que nuestra Madre Tierra, como la madre que nos trajo al mundo, sea el centro de nuestra atención y tratemos de buscar maneras de que su vida, algo castigada y devastada, pueda regenerarse un poco y prolongar su existencia. Las huellas del exceso de superpoblación y del consumo de sus propios recursos (como les pasaba a nuestros antepasados por el exceso de trabajo), no se pueden borrar, son cicatrices que han dejado marca en su piel y que nos van a recordar siempre su historia, su pasado. Pero, ¿cómo podemos evitar nuevas heridas en nuestra Madre Tierra? Pues se me ocurre que la única forma es desarrollar nuestra conciencia medioambiental en todos los ámbitos de la sociedad. Eso nos podría llevar a desarrollar proyectos de reforestación, a crear campañas de concienciación en la ciudadanía, a colaborar con los países menos desarrollados para que sean sostenibles o cualquier iniciativa que ayude en este empeño.
¿Y qué estarías dispuesto a hacer tú hoy para darle una mejor vida a nuestra Tierra?