DÍA INTERNACIONAL DE LA EDUCACIÓN: ¿EDUCAMOS?
Según la Unesco, la educación es un derecho humano, un bien público y una responsabilidad colectiva, por lo tanto, nos están dejando “la pelota en nuestro tejado”. Cierto es que a día de hoy hay alrededor de 250 millones de infantes y jóvenes sin escolarizar, y muchos millones de personas aún son analfabetas. ¿Creíble? Pues para los habitantes de una sociedad relativamente avanzada, estos datos nos resultan escalofriantes, ya que nos queda algo lejos la ausencia de escuelas y de oportunidades de estudio. Más bien estamos en un momento en el que muchas personas tienen la oportunidad de avanzar en su educación y renuncian a ella por falta de motivación, organización, empuje o cualquiera sabe qué más motivos. En otros países, viendo todas las oportunidades que tenemos en nuestro entorno (por supuesto mejorables) y lo poco que las aprovechamos, nos verían como a un animal que se va de caza teniendo la carne delante de sus narices.
La educación nos hace más iguales
La educación no sólo nos aporta conocimiento, nos refina, nos amplía las posibilidades laborales, sino que además recorta la distancia que hay entre nuestros semejantes: nos acerca a las diferentes clases, nos equilibra la posición de los géneros, nos amplía oportunidades sin distinción de raza. En definitiva, nos hace más iguales a todos los seres humanos.
El lema de este año es “Invertir en las personas, priorizar la educación” y, aunque estamos a años luz de otros países y culturas, me preguntaba qué estamos haciendo cada quien para colaborar en tener un país más “educado”. Así que te invito a reflexionar sobre “qué minutos de este partido nos toca jugar”. ¿Estamos participando en nuestra propia educación? ¿Valoro lo suficientes las oportunidades que tengo para educarme? ¿Empujo a mi entorno para que se eduquen? Y, por otro lado, ¿colaboro con alguien que precise educación? Ahí lo dejo.
Me pareció muy interesante “la responsabilidad colectiva” y, partiendo de esa base, no puedo señalar sólo a las entidades públicas (que tienen mucha responsabilidad en la ausencia de educación, por supuesto), pero me gusta meterme en el fango de la participación social y entender que cada habitante es el engranaje que permite mover esta máquina que puede elevar nuestra sociedad al nivel que merece.
¿Educamos?
La educación puede hacer que nuestra sociedad piense con criterio, coherencia, inteligencia y humildad, permitiendo que podamos crecer al unísono sin importar cuáles fueron nuestras raíces y cuál es nuestra procedencia. Así que te animo a conjugar el verbo educar en todas las formas posibles y participar en cualquier oportunidad de educarte, educar, facilitar la educación, etc. ¿Educamos?
Ana María Oncina Cordón, Directora Esacan