EN POCAS PALABRAS, ¿QUÉ ES EL AMOR PARA TI?
Definir la palabra AMOR en pocas palabras puede llegar a ser una misión imposible. Cuando hice esta pregunta en el chat de mi familia y en el de mis “empoderadas amigas”, surgieron respuestas como estas:
DE ACCIÓN
- Dar desinteresadamente (sin esperar nada a cambio), alegrarse por la felicidad del ser amado, “estar ahí” siempre, cuidar, apoyar los proyectos, acompañar, respetar, saber irse, saber amar, permitir que te amen, perdonar sin resentimiento, sentir que te falta algo si no está el ser amado, sentirse querido y arropado por los seres que nos rodean, etc.
SUSTANTIVAS
- Responsabilidad afectiva, el motor de la vida, todo, una fuerza creadora universal, algo que nos cambia la vida, lo que nos facilita comprender a la otra persona, un sentimiento descontrolado y loco que a la vez te hace sentir completo y en paz, esa pastilla que te hace ser mejor persona y más completo contigo mismo, el que mueve el mundo, el gran motivo de la felicidad, un profundo afecto y conexión emocional entre personas, etc.
INTERROGATIVAS
- Sin amar, ¿qué sentido tiene?
NEGATIVAS
- No es solo el de tu pareja
Preciosas respuestas, ¿verdad? Bonitas a la par que dispares, ya que permite una amplia variedad de definiciones por eso de ser un concepto totalmente abstracto y su definición es en esencia subjetiva. Lo que sí es cierto es que, comercialmente, el concepto de amor se ha aprovechado bastante según las épocas. De hecho, cuando era pequeña, recuerdo la campaña de las medallas del Día de la Madre sobre el amor de ellas: “dar mucho, pedir poco”. En los años posteriores sólo recuerdo la celebración del Día de San Valentín versus “Día de los Enamorados” y, en los últimos tiempos, se ha ampliado popularmente el concepto a “Día del Amor y la Amistad”, cosa que me produce una gran alegría.
Y el motivo de esa alegría es que hemos ampliado el campo de influencia del amor a una dimensión más amplia que en los años anteriores. En nuestra sociedad teníamos un concepto muy sesgado sobre el amor (bastante pequeñito diría yo), ya que nos referíamos a él principalmente cuando se trataba de padres a descendencia o entre las parejas. En el primer concepto lo puedo entender y lo veo bastante significativo, pero en materia de pareja, ya me cuesta más. ¿Y sabes el motivo? Pues la pura observación del comportamiento humano que nos coloca en una posición “poco amorosa” supuestamente donde el amor habitó. ¿A cuántas parejas conocemos que se unen muy enamoradas y, cuando finaliza la relación o surge cualquier motivo que rompe la misma, lo que antes era la maravilla más absoluta, en poco tiempo se convierte en una batalla campal por custodias (de personas y mascotas), propiedades, posición o quién sabe qué?
Es precisamente eso lo que me hace perder la fe en que tengamos totalmente integrado la ESENCIA DEL AMOR. Porque sí, podemos abordarlo como un concepto cuando tratamos de definir lo indefinible, pero la mente, la que se pone en marcha cuando toca elegir palabras para explicar lo abstracto, se quedará corta para una envergadura tan grande que es un SENTIR interno. Me cuesta mucho asumir que donde hubo amor en cualquiera de sus variantes (hacia la pareja, los hijos, la familia, los amigos, los demás, etc.), de repente haya una ausencia total del mismo (o eso parece) que provoca una serie de reacciones en muchos casos poco deseables.
Posiblemente el silencio pueda hacer mejor ese trabajo, ya que una mirada, una sonrisa, un pensamiento, un suspiro, una caricia, etc. puede tocar mucho mejor la ESENCIA DEL AMOR. Desde mi observación, para que el AMOR se pueda expresar en todo su esplendor, debe haber una gran AUTOESTIMA (Amor a mí) bien construida y enraizada, de manera que cuando surja alguna modificación en la naturaleza de cualquiera de mis relaciones, no respondamos con nuestra parte más vil y mundana como vemos una y otra vez en los lugares donde el amor (supuestamente) habitó.
El AMOR, el insondable AMOR, el omniabarcante AMOR que es la ESENCIA PURA de cada uno de nosotros mismos, de nosotras mismas, para que pueda ser expresada su potencialidad, precisa de un canal (que somos cada quien) puro, desinteresado, confiado y totalmente altruista, que permitirá que surja su expresión natural más poderosa y brille con luz propia.
¿Te apetece ser el canal de ese AMOR? Empieza por elegirte a ti, por hacer lo que sueñas, por elegir las personas “vitaminas”, por formarte en eso que te gusta (si te podemos acompañar, genial), por escuchar tu corazón. Ama, ámate, vive.
A.M.O.