LA PAZ QUE HAY ES LA QUE CONSTRUIMOS

Cada 30 de enero y desde hace más de 60 años, los centros educativos celebran el Día Escolar de la No Violencia y la Paz que, para simplificar, se le llama Día de la Paz. Es una fecha realmente significativa porque conmemora la noche de 1948 en que se le arrebató la vida al mayor líder que ha tenido la “no violencia” en nuestra historia, Mahatma Gandhi. Este abogado indio formado en Inglaterra, practicó la desobediencia civil sin armas en aras de recuperar la independencia de la Indica y su autogestión.

Gracias a la iniciativa de un docente pedagogo, poeta y pacifista, Llorenç Vidal Vida, este día se celebra desde 1964 a nivel nacional e internacional, siendo una inspiración para miles de estudiantes en todo el mundo. En un entorno inmejorable como son las aulas, el alumnado realiza actividades en estas fechas para fomentar la tolerancia, el respeto y la solidaridad, valores que necesitamos que sean desarrollados y renovados en nuestra sociedad.

la noche de 1948 en que se le arrebató la vida al mayor líder que ha tenido la “no violencia” en nuestra historia, Mahatma Gandhi

Los estudiantes, durante los días cercanos a esta fecha, con sus actividades y trabajos, ponen el foco en el fomento de la paz y van buscando caminos que quizá antes nunca se han transitado para alcanzarla o, en algunas ocasiones, para mantenerla. Tener esta oportunidad durante el periodo escolar, como dice su promotor, es una semilla de no-violencia y paz depositada en la mente y en el corazón subconsciente de los educandos y, a través de éstos, en la sociedad». ¿Se les ocurre mejor espacio de siembra que la mente del alumnado de primaria y secundaria de nuestros centros educativos que serán los próximos líderes, políticos, padres y trabajadores? En definitiva, los próximos ciudadanos y ciudadanos que convivirán en cada país y que votarán a sus líderes.  Estos días, las escuelas del mundo están poniendo un poco de luz en medio de un mundo rodeado de conflictos, más y menos cercanos, que inunda nuestros informativos sin darnos la total esperanza de un fin cercano.

“Una semilla de no-violencia y paz depositada en la mente y en el corazón subconsciente de los educandos y, a través de éstos, en la sociedad».

Lo curioso de esto, es que nuestra sociedad cree que la paz es algo ajena a cada miembro que la componemos, que la paz es un bien intangible que conquistaron nuestros antepasados y que nos va a perdurar para siempre. Quizá por esa creencia de entender que, en nuestro modo de vida “desarrollado”, no hay riesgo de perderla y por eso la reclamamos, solidariamente, para países que llevan una larga historia de conflictos internos y externos. ¿Y qué nos diferencia de nuestros países vecinos? Posiblemente que su cultura es más ancestral y firme que la nuestra, de alguna manera, hemos evolucionado como sociedad incluyendo nuestra tradicional religión que, a fecha de hoy, se muestra más “adaptada” a los tiempos que corren y permite cierta laxitud respecto a los mandatos de los Padres de la Iglesia de hace años.

Pero la paz se construye cada día. La paz es un concepto vivo que cada ser humano puede y debe alimentar desde su pequeño espacio vital. La humanidad no es consciente de la influencia que ejercen en el ambiente nuestros pequeños conflictos familiares, laborales, vecinales o, incluso, con nuestras exparejas. Todas estas “perturbaciones de la paz” son como una onda expansiva que llenan nuestro espacio de inquietudes, desarmonía y cuyo efecto puede llegar a tener un impacto tan lejano, que alcance y alimente las zonas de conflictos armados. Somos todas y cada una de las personas que habitamos este planeta, corresponsables de mantener la paz en nuestro entorno, nutriéndola con entendimiento y conciliación para que crezca, siendo cada quien guardián y cuidador de la armonía en las relaciones humanas que tenemos, incluida nuestra relación interna.

La paz se construye ahora, hoy mismo, en esto momento. ¿Qué estás dispuesto a hacer tú para sostener la paz mundial?