FELIZ MES DEL AMOR (PORQUE UN DÍA SE NOS HACÍA POCO)

Hay muchas fechas señaladas en el calendario, pero la de San Valentín es una de mis preferidas para pararnos a reflexionar sobre esta celebración. Que duda cabe que es un buen momento para que los negocios como las joyerías, floristerías, bombonerías, pastelerías y muchos más, suban sus ventas para que algunos seres humanos le demostremos con un regalo a otros que les queremos mucho, que son importantes para nuestras vidas.
Además de ese día tan especial, se celebra el día mundial del matrimonio, por lo que muchas parejas aprovechan en estas fechas para casarse o “re-casarse” al cumplir los 10, 25 o 50 años de su boda, lo que los convierte en reincidentes, je, je.
Así que, como nos parecía poca celebración, hemos bautizado a febrero como “el mes del amor”, cuestión que amplía el tiempo en el ponemos el amor en nuestros anuncios, noticias y escaparates. Y ciertamente, con los momentos que nos está tocando vivir con las guerras y catástrofes que nos rodean, que el amor nos tenga algo distraídos es un chorro de aire fresco para nuestra preocupada mente.
En esta ocasión y con el permiso de quien lee, me gustaría abordar el amor que algunas personas tachan de egoísta, pero que tan necesario es para la evolución de cada ser humano, y es el amor a mí mismo, a mí misma. La expresión “amor propio” no me resulta fácil de utilizar, ya que, en mi juventud, era un sinónimo de orgullo, pero he de reconocer que su significado es algo así como: la aceptación de los sentimientos que tenemos por nosotros mismos, hacia nuestro físico, personalidad, carácter, actitudes y comportamiento.
Y ha sido profundizando en este concepto del “amor propio”, como he reconocido la diferencia que se hace con el concepto de autoestima, que desde siempre la he definido como “amor a mí”, pero al parecer, esta última tiene una connotación diferente y algo más superficial que el concepto anterior.
Soy una gran defensora del trabajo personal para elevar la autoestima, no sólo por el hecho de que nos pongamos más valor para afrontar los tropiezos o traspiés que encontramos por el camino, sino porque entiendo que una persona que es capaz de reconocer sus valores, estará bien construida internamente. ¿Y eso de qué le puede servir? En principio, la autoestima le hará más resistente a las influencias que tiene en cada quien las decisiones ajenas, las circunstancias del entorno, etc. Además, una persona con una elevada autoestima, será menos susceptible y tendrá mejor humor que otra que cualquier comentario le puede afectar a su salud mental y emocional. Tendrá una confianza en sí misma de tal manera que, cuando alguien le falte a la verdad o la cuestione, no le perturbarán en gran medida
Haciendo un inciso, aunque no parezca necesario, es importante tener en cuenta que elevar la autoestima, en contra de lo que se puede pensar, alimenta una parte de nuestro ser que nos acerca a los demás si está bien enfocada. En los casos en los que ponemos distancia porque nos vemos superiores a nuestro entorno, estamos alimentando nuestro ego que, tarde o temprano, se nos volverá en contra.
Y volviendo al “amor propio”, he de decir que me encantó la parte de la “aceptación radical” de su definición, ya que abarca todo lo que somos, pensamos, sentimos y actuamos. Por un momento, podría parecer que nos permitiría hacer cualquier cosa sin tener en cuenta a nadie, pero precisamente va de la mano del “amor” que, como no puede ser de otra manera, le pone la parte más valiosa a la expresión.
Así que, mi propuesta de hoy, es que aprovechemos este “mes del amor” para cultivar “el amor propio” cada persona en sí misma y colaboremos en la construcción de un mundo más amoroso empezando por nosotros mismos, por nosotras mismas. Soy de las que sostengo la teoría de que, cuanto más amor nos damos, más nos llenaremos hasta el punto de que se rebosará en cada quien y se podrá compartir con los seres que nos rodean, sólo es cuestión de tiempo.
Te deseo un feliz mes del amor y un profundo amor propio.

A.M.O.

Ana María Oncina, Directora Esacan